Esta práctica la haré apenas me levanto de
1) Aquietarnos
2) Inhalar luz por la coronilla y al exhalar, desparramarla por todo el cuerpo. Inhalar y exhalar lo más lentamente posible, con toda la tranquilidad del mundo. (3 a 5 minutos)
3) Terminar con esta oración de San Francisco de Asís (Italia, ss. XII-XIII)
Señor, hazme un instrumento de tu paz
Donde haya odio, siembre yo amor;
Donde haya injuria, perdón;
Donde haya duda, fe;
Donde haya tristeza, alegría;
Donde haya desaliento, esperanza;
Donde haya tinieblas, luz.
¡Oh Divino Maestro!
Que no busque tanto ser consolado como consolar;
Que no busque tanto ser amada como amar;
Que no busque tanto ser comprendido como comprender:
Porque dando es como recibimos;
Perdonando es como Tú nos perdonas;
Y muriendo en Ti es como nacemos a la vida eterna.