lunes, 23 de mayo de 2011

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La ciencia, la tecnología y la productividad, vinieron “engarzadas” en una determinada cosmovisión, que comienza a gestarse con Descartes y Newton, y que desemboca en el siglo XIX en una concepción mecanicista y desacralizada del universo. Pareciera que una visión científica y pensante sólo puede admitir un universo inanimado, rígidamente determinado, y cuya existencia no vislumbra otra causa plausible más que el azar. No es de extrañar que el encontrarse viviendo en esta máquina inanimada, que gira sin meta visible en el gigantesco espacio sideral, genere en los seres humanos sentimientos de desolación, sin sentido y absurdo existencial. (Ana Jachimowicz)

4 comentarios:

alejandracottini dijo...

Con la resurrección todo lo que salió de Él, volvió a su orígen.

alejandracottini dijo...

Si estamos en Él... no hay desolación.

Ana dijo...

¡Exactamente! Es así de "simple". (Ana)

alejandracottini dijo...

Tus comentarios confirman mis sensaciones.
GRACIAS Ana!